LEVANTANDO QUERENCIA: enero 2017

martes, 31 de enero de 2017

Premio Mejor Conducta Medio Ambiental 2016

El día 27 de enero, en el auditorio Buero Vallejo de Guadalajara, tuvo lugar la XIX Gala de entrega de Premios de Medio Ambiente que otorga cada año Ecologistas en Acción Guadalajara.

Este año uno de los tres premios a la mejor conducta ambiental fue entregado conjuntamente a las plataformas contra las granjas intensivas de cerdos de la provincia: Riofrío del Llano, Querencia-Sigüenza y Brihuega.

Pedro, en representación de la plataforma Querencia-Sigüenza, recogió esta placa:

Podéis ver el momento sobre el minuto 10 de este vídeo que está subido en la página de Ecologistas en Acción de Guadalajara.

Enhorabuena a todos los premiados por el galardón y por la gran labor que estáis llevando a cabo cada día.

QUERENCIA

Querencia es un pueblo muy pequeño que actualmente se encuentra caído y roto, pero aun así, es un lugar hermoso.

Está situado en la Sierra Norte de Guadalajara, donde termina (o comienza) el sistema central, en concreto en la Sierra de la Pila.

El agua dulce nace y recorre sus parajes y allí donde termina su territorio, brota el agua salada, reducto de un antiguo mar.

Para los que de alguna manera descendemos de este lugar nos resulta inevitable sentimos parte de él. Hay algo que nos une a los que fueron antes que nosotros y también a los que fueron antes que ellos.

La gente se marchó, poco a poco iban cerrando sus casas. Era una cuestión de supervivencia, de dar un futuro digno a los hijos.

Mi padre, la tía Julia, como todos los demás, se fueron pero cualquier momento les parecía bueno para hablarnos de las gentes de Querencia, nos repetían incansablemente todas aquellas historias que habían conformado su infancia y juventud. Algo esencial de sus vidas se había quedado allí, formando parte de esa cadena ancestral, y nosotros, de tanto oír esos nombres, esas inagotables anécdotas, unas divertidas, otras duras, todas llenas de añoranza, pasamos, también, a impregnarnos de su nostalgia.

Quizás nazca de esta nostalgia el deseo que nos empuja a no dejar que Querencia desaparezca, a no permitir que continúe su expolio, a que ciertos depredadores se repartan sus entrañas.

Y así surge Levantando Querencia, una asociación que nació en el invierno de 2010 y que en la actualidad cuenta con 63 socios. Algunos nacieron en Querencia, otros descendemos de allí, los hay que están por simpatía hacía el proyecto y también los que un día pasaron y se quedaron.

Hoy comenzamos a publicar este blog con la intención de mostrar lo que Querencia es, nuestra herencia, un blog que pretende ser un dique más contra su desaparición.

(Maribel)

QUERENCIA

Me sorprendió su nombre: Querencia. Un pueblo abandonado, roto, vencido por el tiempo. Podría haberlo destruido la guerra, la barbarie o la desidia. Pero no lo ha destruido nada. En medio de sus ruinas permanece una extraña y muy cercana sensación de armonía, de cansancio tibio y amante, de presencia alegre y cómplice.

Es un pueblo donde no reside nadie, pero donde habita la luz mágica de Castilla en sus tardes de verano, el húmedo gris de los buenos días de setas, el frío tiritón del invierno sin contemplaciones y la esperanza feliz de cada nueva primavera cuando renace todo cuanto parecía muerto.

Pudiera parecer vacío pero está lleno de futuro. Sólo hay que guardar un poco de silencio y escuchar despacio y con la mente abierta para percibir sus ganas de volver a llenar su espacio de sueños y de risas, de amores, de tristezas y alegrías, de olores a buen guiso y a humo.

Por los registros históricos que aún pueden consultarse, sus orígenes datan de hace más de 800 años. Imaginar el medioevo por sus recuerdos no es difícil, como tampoco lo es apreciar la generosidad de sus tierras y su gente. Digo bien: su gente. Los que se fueron y los que se quedaron. Los que no volvieron y los que permanecen.

Como he dicho, parece abandonado pero no lo está. Alicia, Maribel, Sara, Marga, Pilar, Juan, Alejandro, María, la dulce María que mira desde sus magníficos 80 años con sus ojillos pequeñitos y alegres, y otros nombres hasta completar 60, quieren recuperar el pueblo y se han puesto manos a la obra, textualmente hablando. Tres de ellos están empadronados en Querencia. Tienen la Q de querer tallada en el alma y en la voluntad con la que limpian las zarzas, siembran la huerta, recogen las ruinas que van pudiendo y a fuerza de querer Querencia, han constituido una asociación cuyo nombre lo explica todo: "Levantando Querencia".

Al igual que levantan vigas de madera para evitar que se siga cayendo aún más la única pared que permanece en pie de su Iglesia, levantan sus sueños y su empeño en volver a habitar ese pueblo donde nacieron unos y murieron otros. Quieren, con la Q de Querencia, reconstruir aquellas casas donde perviven sus recuerdos y los de sus ancestros. Porque sus paredes hablan. Sus piedras llaman, su tierra acoge y fructifica. Tienen agua de manantial. tienen fuente de vida brotando silenciosa y limpia desde su ombligo. Tienen un tesoro.

Y como todo tesoro, levanta codicia, intereses, envidias y maniobras, muchas maniobras. Esto viene de lejos. Tan de lejos como la propia fuente de la que mana el manantial. Soterrada y con sigilo.

Y este grupo de locos adorables siguen con su esfuerzo cotidiano, hoy sembrando ajos y calabazas, mañana tocando a las puertas del Ayuntamiento de Sigüenza a donde pertenece su pueblo para solicitar apoyos, más tarde apuntalando vestigios de un pasado no tan lejano pues algunos de ellos fueron los últimos en nacer en su querida Querencia. No pierden el ánimo. No pierden la fe. No pierden las ganas. Pero sobretodo, no pierden esa alegría contagiosa y llena de luz que parecen compartir con los espíritus que sin duda les animan a seguir con su batalla prodigiosa. Porque prodigiosos son los sueños que persisten y no se rinden pase lo que pase.

He tenido la inmensa suerte de tropezarme con ellos. Y me han acogido llenos de querencia y de ternura. Me siento afortunada. Soy afortunada pues me regalan una sonrisa franca cuando me ven, me reciben como si fuera una más y yo sólo voy de paso. Me gustaría ser Merlín y con su magia realizar sus sueños, pero Merlín son ellos. Porque la magia de su ilusión me contagia y en las ruinas de su pueblo también voy siendo capaz de ver, aún cuando sólo sea un poco, la luz y la fuerza que los mueve

Sé, como sé que el sol sale todos los días, que harán realidad su proyecto. No sé cómo, ni sé cuándo ni de qué manera. Pero sé que iré a la casa de Alicia a comer magdalenas, a la de Maribel a hacer jabones, a la de Pilar a reírnos mucho y a todo el pueblo a sentir su abrazo. Esté yo donde esté, iré. Sé que lo haré.

Esperanza Restrepo

Alpedrete. Noviembre de 2012

LEVANTANDO QUERENCIA

martes, 31 de enero de 2017

Premio Mejor Conducta Medio Ambiental 2016

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